Miqati respondió así a informes sobre la posibilidad de que Oueidat pretende interrogar a Salameh, acusado de lavado de dinero y mala gestión.
Según la versión digital del diario Nidaa Al-Watan, el jefe del Gobierno realizó contactos internos y en el exterior para frenar la persecución contra el banquero.
Ese acoso, precisó la publicación, será de peligrosa repercusión para el país.
“Expulsar a Salameh sin un acuerdo sobre un sucesor elevará el tipo de cambio extraoficial del dólar y arruinará planes de negociación con el Fondo Monetario Internacional”, dijo el primer ministro.
De igual manera podría retrasar las elecciones parlamentarias previstas para mayo venidero, anticipó, a causa del caos que generará en la situación socioeconómica nacional.
El gobernador del Banque du Liban durante los últimos 30 años enfrenta acusaciones en Suiza, Luxemburgo y Francia por presuntos manejos turbios de su cargo.
La percepción popular culpa a Salameh de la peor crisis financiera y económica libanesa en décadas con casi 80 por ciento de la población debajo del umbral de la pobreza (3,64 dólares diarios) y una deuda externa equivalente a 183 por ciento del producto interno bruto.
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