La cita de tres días de duración, 22-24 de febrero, y coordinada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), reunió a jefes de Estado y de Gobierno, directores de organizaciones internacionales y de bancos multilaterales de desarrollo, empleadores y trabajadores de todo el mundo quienes propusieron acciones concretas frente a las consecuencias sociales y económicas de la pandemia de la Covid-19.
Con ese objetivo concluyó con compromisos renovados para impulsar una recuperación que priorice a las personas y aborde las peligrosas desigualdades agravadas por la crisis sanitaria, tema tratado por el director general de la OIT, Guy Ryder al destacar las vulnerabilidades extremas y, de hecho, las desigualdades que existen en el mundo del trabajo.
Ambos aspectos, en su opinión, fueron puestas de manifiesto por la pandemia, a veces de forma muy brutal, muy cruel.
De ahí que el Foro abordó las cuestiones más apremiantes a las que se enfrenta el mundo del trabajo: el crecimiento inclusivo y el empleo decente, la protección social universal, y la de los trabajadores y el mantenimiento de las empresas, y la transición justa hacia la neutralidad del carbono.
Varios delegados se refirieron a las desigualdades agravadas por la pandemia, descritas por el secretario general de la ONU, António Guterres, en su discurso de apertura, como una gran divergencia entre los países y dentro de ellos que amenaza la recuperación económica y del empleo.
«Mientras países ricos invierten un porcentaje mucho mayor de su PIB en la recuperación, los de bajos ingresos están atrapados por la espiral de la deuda y carecen de recursos -víctimas de un sistema financiero mundial que antepone los beneficios a las personas-, y se enfrentan a un déficit de empleo masivo y duradero», dijo Guterres.
Otras intervenciones mencionaron el camino trazado en el Llamamiento Mundial a la Acción de la OIT y el Acelerador Mundial OIT/ONU para el Empleo y la Protección Social, que pide inversiones para crear al menos 400 millones de puestos de trabajo y ampliar la protección social a cuatro mil millones de mujeres, hombres y niños sin cobertura.
En correspondencia entre los resultados más destacados del Foro Mundial sobresalen una nueva asociación entre la OIT y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo con una hoja de ruta común que impulse esos dos mecanismos, y poner en marcha la Iniciativa Mundial conjunta sobre el Fomento de los Caminos hacia la Formalidad.
Se incluyó también una profundización de la cooperación que refuerce los vínculos entre las instituciones del sector de la salud y del mundo del trabajo, a fin de proteger mejor a los trabajadores para su salud mental y las lesiones y enfermedades profesionales, y preparar los puestos laborales ante las crisis sanitarias.
Un nuevo acuerdo marco dirigido a reforzar la cooperación en proyectos y la asistencia técnica en ámbitos como la igualdad de género, la transición justa y la acción climática para el empleo, se incluyó en la lista de propuestas aprobadas.
Además se firmará un nuevo Memorando de Entendimiento que apoyará una recuperación centrada en el ser humano, que prevé la cooperación en ámbitos como la capacitación económica de los jóvenes, la igualdad de género, el trabajo decente en situaciones de crisis y el fomento de la cooperación triangular Sur-Sur.
Asimismo, se propuso una profundización del vínculo entre la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y la OIT en aras de la transición justa y el crecimiento de la productividad, y de la colaboración con el Banco Africano de Desarrollo en las áreas de desarrollo de competencias y empleo juvenil.
A tales efectos todas las agencias y programas de las Naciones Unidas y los principales bancos centrales, se comprometieron con hacer realidad el propósito de una recuperación centrada en las personas, además de los jefes de Estado o Gobierno de Alemania, Argentina, Bélgica, Egipto, España, Indonesia, Jamaica, Mozambique, República de Corea, Samoa, Senegal y Suiza, presentes en el evento.
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