La batalla por el alma de Estados Unidos tiene muchos frentes y el derecho al voto es el más fundamental, defendió el presidente Joe Biden en un comunicado oficial.
Este domingo Kamala Harris, primera mujer vicepresidenta de la nación —así como la primera afroamericana en el cargo— pronunció un discurso en el sitio considerado como símbolo de la lucha de las minorías por la posibilidad de expresarse en las urnas.
Harris se refirió a la necesidad de continuar luchando como entonces, porque ahora una veintena de estados dominados por los republicanos imponen directrices basadas en cuestiones muy técnicas que dificultan la participación electoral.
No dejaremos que los contratiempos nos detengan, expresó la vicemandataria, al prometer honrar el legado de quienes marcharon en aquel momento y exigir al Congreso una legislación para garantizar el derecho al sufragio de todos los ciudadanos.
Aunque desde 1965 está en vigor la Ley de Derechos Electorales, que prohíbe la discriminación en ese plano, algunos estados controlados por el partido rojo abogan por limitar los derechos políticos de grupos minoritarios, especialmente a los afroestadounidenses, que votan principalmente por los demócratas.
La ofensiva conservadora tomó auge a raíz de los comicios presidenciales de 2020, cuando el expresidente Donald Trump, inconforme con los resultados, esgrimió la teoría de un supuesto fraude y en el Congreso han fracasado los intentos por revertir las normativas locales.
La acción del domingo 7 de marzo de 1965 tuvo lugar en la localidad de Selma cuando muchos estadounidenses negros en el sur aun enfrentaban altos niveles de discriminación y, en particular, el gobernador de Alabama, George Wallace, se opuso firmemente a la eliminación de la segregación.
Los manifestantes ese día fueron detenidos al otro lado del puente Edmund Pettus por una agrupación de policías de Alabama y una multitud de hombres blancos reclutados por el alguacil del condado de Dallas, Jim Clark.
Las fuerzas policiales dispararon gases lacrimógenos y atacaron a unos 600 manifestantes con palos en medio de la noche, los obligaron a cruzar el puente.
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