En una reciente alocución pública, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, confirmó la celebración del encuentro en el Palacio de Miraflores (sede del Ejecutivo) el fin de semana último, pero sin explicar en detalle los temas abordados por las partes.
El jefe de Estado sí fue categórico al afirmar que la reunión tuvo lugar en un ambiente diplomático, respetuoso y cordial, en el cual los representantes de Washington y el Ejecutivo bolivariano acordaron desarrollar “una agenda positiva a futuro”.
“Ratifico toda nuestra voluntad, desde la diplomacia, desde el respeto, para poder avanzar en un agenda que permita la estabilidad y la paz de los pueblos de nuestra región”, manifestó además el dignatario venezolano.
Maduro anunció además la decisión de reactivar el diálogo nacional y avanzar en un proceso de concertación más inclusivo y abarcador, que tienda la mano a todos los sectores interesados en la asegurar la paz y la recuperación económica del país.
La reunión celebrada a instancias de la administración de Joe Biden tiene una elevada importancia simbólica, pues significó el reconocimiento a la legitimidad del presidente de Venezuela, tras varios años de respaldo por parte de la Casa Blanca a un pretendido gobierno interino, en la figura del exdiputado opositor Juan Guaidó.
El acercamiento de Estados Unidos al país sudamericano tuvo además de trasfondo la operación militar de Rusia en Ucrania y las severas medias de retaliación aplicadas por Occidente contra Moscú, con un significativo impacto en el comercio energético internacional.
Al respecto, el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken reconoció el rol decisivo que podría desempeñar Venezuela para mantener un suministro de hidrocarburos frente al alza de los precios y las trabas impuestas a las exportaciones rusas de petróleo y gas.
En declaraciones a la prensa, el jefe de la diplomacia estadounidense adornó la posición de Washington al señalar que sus intereses con el país sudamericano incluyen “apoyar las aspiraciones democráticas del pueblo venezolano”, una línea recurrente en el discurso injerencista contra Caracas.
No obstante, Blinken admitió que Estados Unidos tiene interés en mantener un suministro constante de energía en el mundo a través de sus “esfuerzos diplomáticos”, y en ese punto Venezuela entraría a jugar un rol estratégico.
El secretario de Estado celebró además la liberación por parte de Caracas de los ciudadanos Gustavo Cárdenas y Jorge Alberto Fernández, exdirectivos de la corporación Citgo -filial de Petróleos de Venezuela en territorio estadounidense-, quienes cumplían pena de cárcel desde 2017 por hechos de corrupción.
Este gesto de buena voluntad se desprendería de los acuerdos alcanzados entre la delegación estadounidense y el mandatario Nicolás Maduro.
Analistas estiman que si la administración de Joe Biden pretende suplantar sus importaciones energéticas con el mercado venezolano, debido al bloqueo impuesto a las exportaciones rusas, las primeras acciones deberían giran en torno al levantamiento de las medidas coercitivas adoptadas contra el país sudamericano.
De acuerdo con cifras oficiales, Venezuela sufrió en los últimos años una abrupta caída del 99 por ciento de sus ingresos internacionales, debido al impacto ocasionado por la política sancionatoria de Estados Unidos, dirigida en particular contra su industria petrolera.
Según un artículo publicado por el equipo de investigación y análisis Misión Verdad, para que Venezuela pueda tener un mayor poder incisivo en la dinámica petrolera mundial se debe recuperar a la estatal Pdvsa de todos los embates sufridos como parte de la estrategia diseñada por Washington para generar las condiciones para un cambio de régimen.
El acceso venezolano al crédito internacional es clave en este escenario, un punto que muy probablemente haya sido discutido con la delegación estadounidense, estimó la fuente especializada.
Venezuela rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos en enero de 2019, ante el reconocimiento de la administración de Donald Trump (2017-2021) a la autoproclamación del entonces diputado Juan Guaidó como presidente encargado del país sudamericano.
Este acto de usurpación percibido en Caracas como un golpe de Estado de carácter continuado, abrió las puertas al recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero, junto al despojo de miles de millones de dólares de activos venezolanos en el exterior, incluida la corporación Citgo.
oda/wup
