Según el director para Centroamérica y representante en Panamá y Costa Rica de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, siglas en inglés), el brasileño Adoniram Sanches, estos temas centrarán el XXXVII período de sesiones de la Conferencia Regional del organismo a celebrarse en Quito, Ecuador, del 28 de marzo al 1 de abril próximo.
En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, Sanches abundó sobre esta cita con formato híbrido (presencial y virtual) en la que autoridades de unas 33 naciones miembros pasarán revista a la gestión 2020-2021, muy golpeada por la Covid-19, y adoptarán recomendaciones sobre las prioridades de la próxima etapa 2022-2023 y los años sucesivos.
Con énfasis en la producción nacional, lograr estabilidad en sistemas agroalimentarios para proporcionar dietas saludables para todos; sociedades rurales prósperas e inclusivas; y una agricultura resiliente al cambio climático son apenas algunos de los retos a compartir en nuestras naciones, cada una con sus propias dinámicas y políticas públicas al respecto.
Sanches alabó que en Panamá el Ejecutivo prioriza estos asuntos con iniciativas legislativas que estimulan la producción en busca de soberanía alimentaria, nutrición saludable, el registro de alimentos y cerrar las brechas existentes de desigualdad y pobreza extrema, todavía con indicadores preocupantes, sobre todo en zonas de difícil acceso y comunidades originarias.
Aún los sistemas no son lo eficientes que deseamos, dijo, de ahí la importancia de la creación de nuevas oportunidades, sobre todo en zonas rurales, remarcó.
El experto llamó la atención sobre las necesarias políticas de información acerca de la educación alimentaria y sobre el reciclaje incluso de desperdicios, que hoy se desaprovechan.
“Botamos lo que antes invertimos, como agua, carbono, fertilizantes, maquinarias, combustibles fósiles y se debe poner un límite”, apostilló.
Alertó, además, sobre la acción humana y el impacto del cambio climático en la región que amenaza la sustentabilidad de la producción de alimentos.
Al respecto, citó alarmantes estadísticas y señaló que de 2000 a 2005, el 10 por ciento de los países se vieron afectados por alguna inclemencia meteorológica (huracanes, sequía).
Sin embargo, del 2005 al 2015, esa cifra se elevó al 50 por ciento de nuestras naciones, expresó.
De otra parte, señaló que en el istmo hay iniciativas legislativas y nuevos requisitos en el etiqueteado frontal de los alimentos que se comercializan, de manera que las personas consuman productos naturales y abandonen lo que se conoce como alimento chatarra.
Ahora se aprecia más conciencia de estos y otros temas, indicó, y ahí la FAO contribuye con asesoría legal, sobre todo en lo relacionado con la agricultura familiar, con la inclusión de mujeres, muchos proyectos que marchan de conjunto con ministerios entre ellos el de Desarrollo Social, sobre todo en provincias como la de Panamá y la caribeña Colón.
Tras el azote brutal de la pandemia, estimó, se debe seguir avanzando en reducir las brechas de desigualdad y brindar similares opciones a sectores poblacionales de menores recursos, fundamentalmente las mujeres y los niños; y fomentar eslabones básicos como la agricultura, la pesca y la ganadería que garanticen una nutrición de calidad, defensa de medio ambiente y una vida mejor. acl/ga