Significó que la subida de precios dejará huella, y la inflación no volverá a los bajos niveles anteriores a la pandemia de la Covid-19 y la guerra en Ucrania.
Insistió en su convencimiento de que la dinámica inflacionaria a medio plazo carecerá de los patrones anteriores a la situación sanitaria, cuando el indicador se mantuvo de manera permanente por debajo del 2,0 por ciento.
En conferencia en Fráncfort Lagarde indicó que la institución monetaria acaba de elevar su previsión de desvalorización para 2022 hasta 5,1 por ciento.
La subida de precios alcanzó la cifra máxima de 5,8 por ciento interanual en febrero pasado en la eurozona, impulsada por los problemas de energía y sus cadenas de suministro.
Además reseñó que ese impacto del alza puede durar largo tiempo y podría afectar a los bienes cuyos precios varían con menos frecuencia que la energía.
El BCE espera que la inflación caiga a 2,1 por ciento en 2023, y 1,9 en 2024.
En esa cuerda, la previsión de crecimiento económico de la eurozona fue revisada a la baja hasta 3,7 por ciento para 2022, debido al impacto de la situación bélica en Ucrania.
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