El problema recibió esta semana un “aire mediático” cuando importantes medios como el diario The New York Times se hicieron eco de disparos contra indigentes que vivían en las calles de Nueva York y Washington,la capital federal. Al menos cinco hombres fueron baleados y dos de ellos murieron.
Dichos tiros se produjeron en un momento angustioso para los miles de individuos que carecen de un hogar en la urbe de los rascacielos, quienes, entre otros problemas, enfrentan su expulsión de las redes del metro que en las frías noches cobijaban sus cuerpos.
La decisión del alcalde Eric Adams empujó a la calle a muchas personas que se niegan a permanecer en los refugios colectivos de la ciudad, similares a cuarteles, por considerarlos plagados de delincuencia y conflictos interpersonales.
En todo el territorio estadounidense, cifras conservadoras aseguran que existen alrededor de 600 mil desamparados sin las mínimas condiciones para vivir, especialmente latinos y negros, aunque un 20 por ciento de los que se encuentran en esa situación son blancos.
Tal fenómeno se incrementó en los últimos años a causa de la Covid-19 y los altos precios de las viviendas.
California encabeza la lista de estados con el mayor número de desamparados,con 161 mil 548 -un 28 por ciento del total nacional-; le siguen Nueva York (91 mil 271), Texas (27 mil 229) y Florida (27 mil 087), que aglutinan a más de la mitad.
Una de cada cinco personas sin hogar vive en la Gran Manzana o en Los Ángeles, urbes que se convierten en el teatro de la miseria norteamericana en su cara más cruda.
Las causas se encuentran en la crisis sistémica acrecentada por el aumento en el consumo de drogas, los efectos a largo plazo de la crisis económica y también los altos precios de los alquileres.
Quienes no tienen techo son el ejemplo más vívido de que Estados Unidos, “la tierra de la oportunidad», emula además por ser la campeona de la desigualdad, según un informe realizado por Alston en diciembre de 2017.
Sobre el referido problema en concreto, el relator especial consideró que las cifras oficiales son inferiores a las reales. Además, criticó la “criminalización” de la pobreza, con arrestos por delitos menores a quienes viven en la calle.
(Tomado de Orbe)