En un discurso ante representantes de las autoridades y el cuerpo diplomático acreditado, en la primera jornada de la visita apostólica de dos días a este país, el sumo pontífice recordó que según la etimología fenicia, Malta significa puerto seguro.
Sin embargo, ante el creciente flujo de los últimos años, temores e inseguridades generaron desestimulo y frustración, dijo Francisco al indicar que para afrontar bien la compleja cuestión migratoria es necesaria situarla en perspectivas más amplias de tiempo y espacio.
En ese sentido, expresó que desde hace tiempo el fenómeno migratorio no es una circunstancia del momento, sino un signo de esta época el cual porta consigo las deudas por injusticias pasadas, por tanta explotación, cambios climáticos y eventuales conflictos por los pagos se pagan las consecuencias.
Del sur pobre y poblado, masas de personas se desplazan hacia el norte más rico, es un dato concreto que no se puede rechazar con cierres anacrónicos porque no habrá prosperidad e integración en el aislamiento, precisó.
En ese contexto, el papa mencionó la “ampliación de la emergencia migratoria”, como el caso de los refugiados de Ucrania ahora, para la cual pidió una respuesta “amplia y compartida”.
Si bien hoy, respecto a quienes cruzan el Mediterráneo en busca de seguridad, prima el miedo y la narración de la invasión, y el objetivo principal parece ser la protección de la propia seguridad a toda costa, ayudémonos a no ver al migrante como amenaza ni ceder a la tentación de construir puentes levadizos y levantar muros, subrayó.
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