«Se siente como en los buenos viejos tiempos», expresó el actual gobernante este martes en la Casa Blanca al recibir a su invitado para juntos anunciar cambios en la llamada oficialmente Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio.
En el evento, Biden -vicepresidente en el periodo de Obama- firmó una orden ejecutiva con su propuesta para ampliar la cobertura de los beneficiados con la legislación insignia del antiguo ocupante del Despacho Oval, la cual desde hace 12 años busca facilitar el acceso a seguros de salud.
El cambio anunciado este martes permitiría que miles de familias reciban asistencia financiera si el costo de su tratamiento supera más del 10 por ciento de sus ingresos, indicó la Casa Blanca.
En la práctica serían 200 mil personas que por primera vez podrán contar con cobertura sanitaria en un país donde los servicios médicos son considerados prohibitivos para muchos.
La presencia de Obama en la mansión ejecutiva, -su primera visita desde que abandonó la presidencia-, significa una oportunidad para Biden y los demócratas mientras las encuestas predicen una aplastante derrota electoral en noviembre, cuando los republicanos podrían retomar el control del Congreso.
Los índices de aprobación del mandatario rondan el 40 por ciento, al tiempo que enfrenta problemas derivados de la pandemia de Covid-19, la mayor inflación en los últimos 40 años, críticas por su manejo de la política exterior, entre otros dilemas.
Obama no es quizás el mejor ejemplo para enfrentar las elecciones intermedias, soportó pérdidas tanto en 2010 como en 2014, sin embargo, dejó el cargo con un índice de aprobación entre los más altos para cualquier presidente saliente y aún es popular entre los demócratas.
Tanto la visita del presidente número 44 como la expansión del programa de salud tienen a la luz de los analistas un mismo objetivo: tratar de cambiar la percepción de la opinión pública y así evitar en otoño una debacle en las urnas para la fuerza azul.
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