Las primeras marchas se registraron en las capitales regionales amazónicas de Iquitos y Pucallpa y exigen también que el mandatario administre el Gobierno en forma coherente y se aleje del persistente modelo neoliberal, que consideran causa de los problemas sociales y los conflictos que generan.
En la ciudad surandina de Cusco una masiva marcha reclamó prioritariamente medidas contra la ola de alzas de precios -que el ejecutivo y los economistas atribuyen sobre todo a las alteraciones de la economía internacional por el conflicto de Ucrania- y hubo desfiles similares en Huancayo, Trujillo y otras localidades.
El movimiento sindical rechaza, además, la represión a las protestas sociales que expresan el malestar por la ola alcista y motivaron huelgas de transportistas, agricultores y trabajadores de la agroexportación, esta última con un saldo de dos muertos y otros cinco por accidentes durante bloqueos de carreteras.
Las manifestaciones de protesta llegaron a su clímax la semana pasada en la ciudad centroandina de Huancayo, donde hoy se reunió el Consejo de Ministros para consolidar acuerdos que pongan fin a las huelgas de transportistas y agricultores, actualmente en tregua.
Un elemento constante en las marchas es el rechazo al golpismo, como denomina la Central General de Trabajadores de Perú a los afanes opositores de retirar del Gobierno al presidente Castillo, expresada hoy en una moción presentada el Congreso de la República, que pide su renuncia.
La moción se complementa con otra que plantea interpelar al primer ministro, Aníbal Torres, lo que puede derivar en su censura, lo que implica el cese de todo el gabinete ministerial, lo cual, de repetirse, facultará legalmente al presidente a disolver el parlamento.
La presión parece alentada por una encuesta de la empresa privada Datum, que asigna a Castillo una aprobación de 19 por ciento y una desaprobación de 76 por ciento, aunque el órgano legislativo, donde se concentran las acciones para su renuncia, solo cuenta con 12 por ciento de apoyo y 82 por ciento de rechazo.
Entretanto, avanza una investigación del vandalismo en el centro de Lima realizado por grupos violentos de extrema derecha, tras una marcha de miles de personas que reclamó la renuncia de Castillo.
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