Muchas de ellos proceden de Eritrea, Somalia y Sudán del Sur, y reciben una asistencia en raciones del 60 por ciento por limitaciones financieras, explica un informe rubricado por el PMA y ACNUR, Agencia de la ONU para los Refugiados.
El texto reseña las críticas circunstancias en África Oriental, donde, según pronostican, millones de familias desplazadas se hundirán en el hambre, “pese a los esfuerzos para estirar los recursos a través de esquemas de priorización”.
De acuerdo con el reporte, la situación empeorará “a medida que las raciones alimentarias disminuyan debido a que los recursos humanitarios se están extendiendo hasta el límite, mientras el mundo lidia con un cóctel tóxico de conflictos, impactos climáticos y Covid-19, combinado con costos en espiral de alimentos y combustible”.
Las familias más vulnerables son priorizadas, señala, pero aumentó la gran cantidad de refugiados necesitados, además de la brecha entre los recursos y las necesidades.
Durante la última década, precisa, “el número de refugiados en el este de África casi se ha triplicado, pasando de 1,82 millones en 2012 a casi cinco millones actualmente, incluidos 300 mil nuevos de 2021”.
Ello ha obligado al PMA a tomar decisiones difíciles sobre quién recibe apoyo alimentario y quién no. Hoy, más del 70 por ciento de los refugiados que los necesitan no reciben una ración completa debido a la escasez de fondos, reitera.
La desafortunada realidad es que la región enfrenta insuficiencias humanitarias sin precedentes, impulsadas por crisis climáticas severas, conflictos e inestabilidad, y aumentos de precios de alimentos y el combustible, comentó el director del PMA para África Oriental, Michael Dunford, durante la presentación del informe.
Como de Etiopía, el PMA y ACNUR advierten acerca de las situaciones en Uganda (un millón 600 mil refugiados), Sudán (más de un millón 100 mil), Kenya (547 mil), Sudán del Sur (340 mil), Tanzania (más de 248 mil), Ruanda (122 mil), Burundi (86 mil) y Djibouti (casi 35 mil).
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