A principios de mes los eternos rivales sursudaneses, el presidente Salva Kiir y su exvicepresidente Riek Machar, firmaron un entendimiento para poner en vigor una de las provisiones de los acuerdos de paz alcanzados por ambos en 2018 y aún pendientes de implementación.
El conflicto tiene su génesis en 2013 cuando el mandatario acusó a Machar de organizar un complot palaciego para asesinarlo y ocupar el poder; desde entonces Sudán del Sur está sumergido en una guerra civil que ha causado 400 mil muertes, un número superior de heridos y alrededor de dos millones de desplazados.
El pasado día 3 ambos hombres firmaron un texto que establece la división de los puestos en un formato 60-40 en favor de Kiir para la distribución de los mandos en las Fuerzas Armadas, la Policía y los servicios de seguridad.
La decisión fue seguida de una serie de decretos presidenciales sobre la sustitución de oficiales superiores en esos cuerpos por integrantes del Movimiento Popular de Liberación de Sudán -en la oposición-, el ente armado leal a Machar.
El anuncio abre las puertas a la entrada en vigor de las demás provisiones de los acuerdos de paz negociados en 2018 con el patrocinio de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo y el acompañamiento de Sudán.
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