Una ciudad muy variopinta, con sus callejuelas, vivacidad y colorido a flor de piel, tiene 502 años de fundada (16 de noviembre de 1519).
Fundada definitivamente a la sombra de un frondoso árbol, una Ceiba, esta villa devino de repente como ciudad muy cosmopolita, y así se mantiene en la actualidad.
Algunos estudiosos organizan sus calles mediante sus nombres, lo que es muy lógico, y esa estructura busca considerar un criterio social que recuerda a antiguos propietarios, historia, acontecimientos o personajes diversos.
También las distribuyen por criterio topográfico que rescatan características del terreno o se enfocan desde el punto de vista psicológico y ahí van nombres de actividades.
Por tanto, no vamos a seleccionar a La Rampa, que es quizás la avenida más significativa de toda la isla, con su declive hasta el mar y bautizada precisamente por su inclinación.
Algunos guías turísticos entonces proponen ejemplos sobresaliente, como el Callejón de Hamel, muy famoso por su rescate cultural de cara a los orígenes africanos de lo cubano (su origen se debe a Don Fernando Hamel, propietario de una trapería que existía en esa calle).
Le sigue Águila, un lugar donde había una de las tabernas más famosas en su tiempo, con esa ave pintada. Mencionan a Inquisidor, donde vivió Don Claudio de la Luz, comisario segundo de la Inquisició, quien en 1750 era doctor en derecho canónico de la Universidad Pontificia.
Obispo es quizás una de las más relevantes, en la actualidad es un bulevar muy concurrido, pero en su momento, 1641, vivió en la esquina a Compostela, el fray Jerónimo de Lara, Obispo de La Habana.
Oficios también resalta pues en esta calle se establecieron muchos artesanos, desde la Plaza de San Francisco hasta la de Armas. En 1584 era la más importante de las cuatro arterias existentes en ese momento en La Habana.
Picota es sumamente curiosa, con un toque oscuro, esta calle se llamaba así pues en la esquina con Jesús María estaba la picota donde se azotaba a los reos, la Picota pública.
Monserrate es muy cosmopolita, allí se encontraba la Ermita de Monserrate, fundada en 1695, que estaba en una placita de las puertas de la muralla de este nombre (Muralla que existía para proteger de los ataques de corsarios y piratas, aún se aprecian restos).
Otra famosa es Galiano, debe su nombre a Don Martín Galiano, ministro interventor de obras de fortificaciones, quien construyó un puente que llevó su nombre, sobre la zanja real en la dirección que tenía antiguamente esta calle.
Y también resaltan a la Avenida Salvador Allende (otrora Carlos III), y por supuesto el Paseo del Prado o José Martí (Héroe Nacional de Cuba). La lista es amplia con el interesante Callejón del Chorro, en la parte vieja vinculado con la Zanja Real.
Cada una permitirían una crónica en sí mismas, con incluso leyendas que crecen con los años y están en cada uno de sus recodos.
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