Según informó la agencia angoleña de prensa (Angop), el intercambio con las autoridades y la población local fue promovido por el Ministerio de Cultura, Turismo y Medio Ambiente a fin de divulgar las propuestas de un plan iniciado en 2020 con destino a las provincias de Bié, Cabinda y Malanje.
Valorado en 20 millones de dólares, el proyecto tiene como objetivo desalentar el tráfico ilegal de animales y plantas, mediante la participación de las comunidades en el manejo sostenible de la fauna y la flora, indicó la fuente.
El director del Instituto Nacional de Biodiversidad y Áreas de Conservación, Aristófanes da Cunha, también destacó en el acto el propósito de fortalecer el marco jurídico e institucional en favor de la explotación sostenible de los recursos del país.
En el caso de Malanje, resulta fundamental evitar la extinción de especies animales y vegetales en zonas relevantes como el Parque Nacional de Cangandala y la Reserva Natural Integral de Luando, estimó el vicegobernador provincial para el sector político, económico y social, Domingos Eduardo, reseñó Angop.
El funcionario señaló la necesidad de reforzar la fiscalización contra la caza furtiva y recordó que el territorio posee importantes reservas naturales, cuyo empleo adecuado podría ayudar al fomento del turismo y el incremento de los ingresos al Estado.
Con motivo del Día Mundial de la Vida Silvestre, el pasado 3 de marzo la Organización de las Naciones Unidas (ONU) subrayó que más allá del deber moral de conservar la Tierra, la humanidad depende de los productos y servicios esenciales proporcionados por la naturaleza, desde los alimentos y el agua dulce hasta la lucha contra la contaminación y el almacenamiento de carbono.
En la actualidad la vida silvestre está amenazada en todo el mundo: la cuarta parte de las especies están en peligro de extinción, en gran medida “porque hemos destruido casi la mitad de los ecosistemas que habitan”, expuso la ONU.
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