Según la pesquisa, unos 16,2 millones de personas en la nación asiática sufrieron algún tipo de ataque cibernético el pasado año, entre los cuales sobresalieron el secuestro de cuentas de redes sociales (68 por ciento), daños por virus informáticos en computadoras y teléfonos inteligentes (39 por ciento), así como el robo de información personal (25%).
A nivel internacional, hubo alrededor de 415,6 millones de usuarios damnificados, cuyas pérdidas económicas totalizaron cerca de 32 mil millones de yenes (unos 256 millones de dólares), 10 mil millones de yenes (80 millones de dólares) más que en 2020, reseñó la cadena de noticias NHK.
Saori Nakamura, especialista en márquetin de Norton Life Lock, declaró al medio japonés que cualquier persona con un teléfono inteligente puede recibir un ataque pues no se sabe dónde acecha el ciberdelito.
La especialista sugirió mantener los softwares de los dispositivos móviles actualizados como una de las medidas preventivas más seguras.
Durante los últimos años el gobierno nipón ha priorizado el enfrentamiento a las agresiones desde el ciberespacio. A propósito, la Dieta (Parlamento bicameral) promulgó a finales de marzo pasado una ley que ampara la creación de la oficina de ciberdelitos de la Agencia Nacional de Policía.
El nuevo buró está integrado por más de 200 oficiales, quienes desde el 1 de abril asumieron la responsabilidad de investigar casos graves de delincuencia cibernética dentro de Japón o procedentes del extranjero, con énfasis en los ataques a las estructuras gubernamentales a todas las instancias.
También el Ministerio de Defensa creó este año la Unidad de Defensa Cibernética de las Fuerzas de Autodefensa de Japón.
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