“El sistema alimentario está en la raíz de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y la producción de carne de rumiantes la fuente más grande”, expuso el autor principal del estudio, Florian Humpenöder.
Ello se debe al incremento desmedido de la tala de los bosques que almacenan una gran cantidad de carbono para el pastoreo de ganado o para el cultivo de su alimento, describió el miembro del germano Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK).
Parte de la solución podría ser la biotecnología existente: biomasa rica en proteínas nutritivas con textura similar a la carne producida a partir de microbios como hongos mediante la fermentación, proceso llamado «proteína microbiana», sugirió.
“La buena noticia es que las personas no deben tener miedo de poder comer solo verduras en el futuro. Pueden seguir comiendo hamburguesas y cosas por el estilo, solo que estos se elaborarán de una manera diferente”, explicó el artículo.
Los participantes incluyeron proteína microbiana en un modelo de simulación por computadora para detectar los efectos ambientales en el contexto de todo el sistema alimentario y agrícola, a diferencia de investigaciones previas a nivel de productos individuales.
Sus escenarios prospectivos consideraron el futuro crecimiento de la población, la demanda de alimentos, los patrones dietéticos y la dinámica en el uso de la tierra y la agricultura.
Como es probable que el consumo de carne continúe aumentando en el futuro, más y más bosques y vegetación natural no forestal pueden estar condenados a la extinción por pastos y zonas de cultivo, advirtieron.
La biotecnología ofrece una caja de herramientas prometedora para una serie de desafíos relacionados con la tierra, desde la preservación de los ecosistemas hasta la mejora de la seguridad alimentaria, subrayó el coautor Alexander Popp, líder del grupo de Gestión del uso de la tierra en PIK.
Las alternativas a las proteínas animales, incluidos los sustitutos de los productos lácteos, pueden beneficiar enormemente el bienestar animal, ahorrar agua y evitar la presión de los ecosistemas ricos en carbono y biodiversos, sumó.
El estudio señaló, sin embargo, que para esa transformación hacia alimentos biotecnológicos hace falta una descarbonización a gran escala de la generación de electricidad.
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