Elaborada por la Administración Central de Estadísticas de Líbano y la Organización Internacional del Trabajo, la investigación reveló que la tasa de desempleo en el país creció del 11,4 por ciento en 2018-2019 al 29,6 en enero de este año.
La pesquisa indicó que un tercio de los trabajadores perdieron sus puestos en el primer mes de 2022 como resultado de años de mala gestión financiera que despojó a la moneda nacional la libra libanesa al 95 por ciento de su valor y situó a cuatro de cada cinco personas en la pobreza.
Según la encuesta la economía informal representaba alrededor del 60 por ciento del empleo; en tanto, la mano de obra subutilizada creció del 16,2 en 2018-2019 al 50,1 en enero de 2022.
Esta propia semana, el relator especial de Naciones Unidas sobre la pobreza extrema y los derechos humanos, Olivier de Schutter, tildó al Líbano de Estado fallido debido a las acciones destructivas, la impunidad y la corrupción de los líderes políticos y financieros.
Por otra parte, el jefe del Consejo Ejecutivo de Hizbulah (Partido de Dios) Hashem Safi al-Din responsabilizó a Estados Unidos de asediar e impedir a los libaneses construir una economía real y sustentable.
En medio de este escenario, los libaneses acudirán a las urnas este domingo 15 durante las elecciones parlamentarias, en un proceso que la mayoría asume con escepticismo ante la falta de un gobierno capaz de impulsar la recuperación económica.
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