La institución exhibe fotografías, álbumes, carteles, boletos, y una copia del instrumento que usó el artista en su último concierto, con sede en esta capital.
El centro cultural muestra además entrevistas e imágenes del fotógrafo Lennart Wennberg, del periódico local Expressen, y una película de los primeros en llegar al lugar del siniestro en ayuda de los accidentados.
A propósito de la apertura, la institución desarrolla un programa cultural que comprende conciertos, una peregrinación al lugar donde falleció Burton, y la presentación del libro To live is to die (nombre de una canción de Metallica), del investigador Joel Mclver y acuñado por la editorial Bass Player Magazine.
La elección de Ljungby como sede del museo tiene un valor simbólico para los seguidores del trabajo de Burton y Metallica, el músico falleció en las cercanías de esa localidad como resultado de un accidente automovilístico en 1986.
Ese año Metallica cumplía con una gira por Europa, y la muerte de Burton, con apenas 24 años ensombreció el resto del tour, el hecho marcó un antes y un después para la agrupación, coinciden expertos en la obra de la banda estadounidense.
Los seguidores del grupo surgido en la ciudad de San Francisco marcaron con una piedra conmemorativa el lugar del suceso, convertido hoy en centro de peregrinación para fanáticos del rock.
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