«La violencia que presenciamos a manos de este supremacista blanco es repugnante, inaceptable y debe detenerse aquí», manifestó Hochul en un comunicado en el cual orienta esa medida en los edificios estatales.
La agresión, perpetrada por el joven blanco de 18 años Payton Gendron en un supermercado, dejó un saldo de 10 muertos y tres heridos y es investigada como un crimen de odio por motivos raciales, informaron las autoridades estadounidenses.
Del total de personas baleadas, 11 eran negras, precisó el comisionado de policía de Buffalo, Joseph Gramaglia.
Por sus acciones, el autor del crimen fue acusado de asesinato en primer grado y detenido sin derecho a fianza mientras investigan el caso como un crimen de odio y un caso de extremismo violento por motivos raciales, de acuerdo con Stephen Belongia, oficial del Buró Federal de Investigaciones.
Luego del hecho, el presidente Joe Biden llamó en un comunicado a poner fin al “terrorismo doméstico alimentado por el odio”, actos que calificó como antitéticos a los valores estadounidenses.
Sin embargo, ese no fue el único hecho violento ocurrido este fin de semana, pues en una iglesia de California también hubo un tiroteo que dejó al menos un muerto y cuatro personas heridas de bala.
La cantidad de víctimas fatales por armas de fuego en Estados Unidos asciende en lo que va de año a casi 16 mil personas y los tiroteos masivos a 199, indican datos de la organización Gun Violence Archive.
Los numerosos hechos de ese tipo ocurridos en todo el país reavivaron el debate sobre las medidas de control de armas en una nación donde las muertes por esos artefactos superan a las provocadas por accidentes automovilísticos.
jf/avr