Los buzos pertenecen a la empresa privada Nippon Salvage, a quienes la Guardia Costera de Japón contrató por 877 millones de yenes (casi siete millones de dólares), precisó la fuente.
Además de detectar rastros humanos, los expertos confirmarán los daños y la resistencia del casco con vistas a una futura extracción.
Asimismo, evaluarán las posibles causas del fatal accidente, ocurrido el pasado 23 de abril mientras el siniestrado Kazu 1 navegaba alrededor de la península de Shiretoko, en el extremo norte de Japón.
Mediante la técnica de saturación, los buzos pueden permanecer largos periodos de tiempo bajo el agua, a profundidades de hasta 500 metros.
Para lograrlo, se introducen en unas cámaras hiperbáricas y aspiran una mezcla de helio y oxígeno que adapta sus cuerpos a la presión del medio.
Esta es la primera vez en casi un mes que se lleva a cabo una exploración presencial dentro del naufragio, pues las incursiones anteriores se realizaron mediante cámaras y drones submarinos.
Las operaciones especiales concluirán mañana, según comunicó la Guardia Costera.
Hasta la fecha, las autoridades niponas encontraron los cuerpos sin vida de 14 personas y se desconoce el paradero de los otros 12 pasajeros a bordo del bote turístico.
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