El director de la entidad, Rafael Grossi, examinó personalmente los tanques donde se conserva el agua tratada y el sistema de procesamiento utilizado para eliminar las sustancias contaminantes, reseñó la agencia Kyodo.
De acuerdo con el medio japonés, Grossi se mostró impresionado por el progreso en las operaciones de desmantelamiento y los preparativos para la descarga. Además, pidió transparencia en cada etapa del plan concebido por la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco).
Durante su visita a Japón, el titular de la OIEA sostuvo un encuentro con el ministro de Economía, Comercio e Industria, Koichi Hagiuda, quien insistió en la importancia de que tanto dentro como fuera de la nación asiática se entendiera la necesidad de liberar el agua estancada en la central de Fukushima.
También el secretario jefe del Gabinete, Hirokazu Matsuno, destacó en conferencia de prensa que su gobierno trabajará en aras de conseguir la comprensión de las partes interesadas, desde los pescadores y consumidores hasta los países y regiones vecinos, con quienes mantendrán una comunicación constante y clara.
La víspera, la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón dio luz verde a Tepco, cuyo proyecto incluye diluir el agua libre de radionúclidos, excepto tritio, con agua de mar a un 40 por ciento (según establecen las normas de seguridad japonesas).
El siguiente paso será verter el contenido procesado en el océano a un kilómetro de la planta de energía a través de una tubería submarina, para lo cual requieren cierta infraestructura que podrán construir cuando reciban el consentimiento de las localidades aledañas a Fukushima I.
Tras el accidente atómico de 2011 en Japón, el agua utilizada para enfriar los reactores nucleares derretidos se acopió en contenedores dentro del complejo, mezclada además con agua de lluvia y subterránea contaminadas. Hasta la fecha el volumen almacenado es de alrededor de 1,29 millones de toneladas.
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