La organización, respaldada por importantes grupos cívicos y empresas del país, intentará captar cerca de 700 mil personas para que asistan las elecciones de medio término de noviembre próximo, algo que parece ser una quimera, de acuerdo con la gerente del movimiento, Jane Slusser.
El relanzamiento del programa se produce debido a que algunas jurisdicciones no cuentan con suficientes personas que quieran asumir ese rol, comentó.
Slusser reconoció que los administradores electorales están lidiando con un mercado laboral ajustado, lo que dificulta la convocatoria o en algunas áreas. “Creo que, como cualquier otro empleador en Estados Unidos, tenemos dificultades para encontrar personal”, dijo.
La reticencia de las personas para involucrarse con los comicios también se debe a la creciente preocupación por su seguridad, después de que los empleados fueran blanco de amenazas de violencia después de las pasadas presidenciales.
Quienes supervisaron el proceso de noviembre del 2020 sufrieron amenazas, golpizas, y otros actos de violencia después de que el expresidente Donald Trump (2017-2021) y sus aliados difundieran afirmaciones falsas sobre un supuesto fraude.
“Todos los corruptos serán ahorcados cuando se revele que la elección fue robada” es solo un ejemplo de la virulencia que provino de las redes sociales, los correos electrónicos y los mensajes telefónicos, de acuerdo con medios locales.
Además, según Slusser, influye en la contratación de personal la caída natural del compromiso político de los estadounidenses debido a los efectos de la pandemia de la Cpviod-19, la crisis de suministros, la inflación, la subida del precio del combustible, la crisis migratoria y otros problemas domésticos que sacuden el país.
“No importa si la participación no es tan alta, todavía necesitamos tener todos esos lugares de votación abiertos”, alertó la gerente.
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