Santiago reconoció a Orbeque el proceso de confección manual es complejo. Hay que conseguir diversas plantas, raspar, teñir, secar y tejer la fibra. Toma semanas la elaboración de una pieza, en dependencia de la cantidad de vueltas (15, 16 y hasta 24), lo que la hace más fina y también más costosa.
Mirando enternecido al nieto, Santiago señala que este arte patrimonial va de generación en generación. Luego recoge la materia prima: bellota, junco, cogollo, pita (las fibras vegetales para tejer) y la chirná (para pintar). Su vista ha mermado y usa lentes, como casi todos los del pueblo, pero no ha disminuido su pasión por el trabajo.
El uso de esta prenda es típico en el interior de la nación, sobre todo en las provincias de Coclé, Los Santos, Herrera y Veraguas, principalmente por los campesinos para protegerse del fuerte sol durante su labor diaria. Las mujeres también la utilizan, y se puede ver en grandes ocasiones y festividades.
Cada 19 de octubre se celebra el Día Cívico y Conmemoración del Sombrero Pintao en La Pintada, y a finales de ese mes ocurren diversas actividades afines. En 2011 se aprobó una ley para proteger, cuidar e incentivar la producción de este accesorio.
Su historia se remonta a varios siglos, cuando Panamá formaba parte de la colonia española, y aseguran que, en función de su empleo, indica el estado anímico, si se tiene éxito en la vida, si posee sabiduría o siquien lo porta está buscando novia.
Por ejemplo, si el ala delantera y trasera están levantadas (“a la pedrá”) manifiesta conformidad con el momento actual,y si la parte frontal está inclinada hacia adelante significa tristeza, en medio de luto.
En 2017, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura reconoció como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad los procedimientos y técnicas artesanales del sombrero pintao, pero para Santiago la mayor distinción es tejer el siguiente, sin descanso, como si fuera el amor de su vida.
(Tomado de Orbe)