Nutridos por la narrativa oral, textos contemporáneos dan cuenta de las deidades que desde tiempos remotos habitan los ambientes acuáticos de esta tierra africana para proveer sustento a los seres vivos y castigar la maldad.
Al Kwanza no le debe faltar esa espiritualidad, ni tampoco los interesados en apreciar la atractiva belleza de sus aguas y parajes circundantes o las narraciones de cuando el río estuvo ligado a la vida de Ndongo, donde surgieron mujeres valerosas como la reinaNjingadel siglo XVII, símbolo de la resistencia anticolonial.
El cauce nace cerca de Chitembo, en la meseta de Bié (centro),y llega alocéano Atlántico por el sur de Luanda.Según los expertos, posee alrededor de 250 kilómetros navegables, desde la desembocadura hasta Dondo, en la provincia de Kwanza Norte, y su cuenca hidrográfica tiene unos 147 mil 690 kilómetros cuadrados.
Inscritas entre las siete maravillas naturales de Angola, las cataratas de Kalandula brotan del afluente Lucala, el más importante del Kwanza, y constituyen la segunda caída de agua más elevada del continente, con una extensión de 410 metros y 105 metros de altura.
A unos 80 kilómetros de la ciudad de Malanje, capital de la provincia homónima, están las cascadas con su torrente cristalino; otro impresionante regalo de la naturaleza para el posible fomento del ecoturismo.
De acuerdo con datos oficiales, la nación cuenta con 47 cuencas fluviales, incluidas cinco de carácter transfronterizo, entre las que sobresalen las del Congo y Zambeze.
El río Congo, con cuatro mil 700 kilómetros, está considerado el segundo más largo de África, después del Nilo. En su viaje hacia el Atlántico atraviesa la República Democrática del Congo (donde nace), Zambia, Congo y Angola.
Mientras, el Zambeze ocupa la supremacía continental entre los que desembocan en el océano Índico y en su trayecto pasa por siete países; a saber, Zambia (nacimiento), República Democrática del Congo, Angola, Namibia, Botswana, Zimbabwe y Mozambique.
En conjunto, representan una importante oportunidad no solo para la producción de energía y alimentos, el comercio y la provisión de agua, también pueden servir de soporte a la llamada industria del ocio con proyectos de naturaleza histórico-cultural y ecológica, sin dejar atrás el beneficio a las comunidades.
(Tomado de Orbe)
