La masacre que tuvo lugar la víspera en la escuela primaria Robb, en Texas, que dejó 19 niños y dos maestros muertos, se suma a la lista de los más de 200 incidentes con artefactos letales ocurridos en la nación norteña solo en 2022.
A pesar del apoyo público a leyes de armas más estrictas, como indican las encuestas, en el Senado duermen medidas como por ejemplo la ley de verificación de antecedentes penales para quienes deseen comprar un arma.
Este miércoles, el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, dijo que no será posible aprobar ese proyecto en un corto plazo debido a la fuerte oposición del Partido Republicano, que cuenta con los escaños suficientes para bloquear una decisión.
Congresistas del bando rojo se niegan a limitar el acceso a los armamentos en un país donde diariamente más de un centenar de personas son víctimas de disparos, pero la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA) presiona a los legisladores para rechazar cualquier cambio.
«¿Cuándo, en el nombre de Dios, vamos a hacer frente al lobby de las armas?», se preguntó la noche del martes el presidente estadounidense, Joe Biden, en una clara alusión a la NRA.
Ese grupo es considerado uno de los actores más activos y polémicos en todo lo relacionado con el control de armas, aunque su líder, Wayne LaPierre, rechaza cualquier responsabilidad de su organización en tiroteos pasados al tiempo que defiende el porte de dispositivos letales.
Pero ¿por qué la NRA tiene tanto poder sobre los políticos estadounidenses?
En los últimos 50 años, esa entidad defiende el derecho explícito que da la Constitución a portar armas y sus miembros aseguran ser «orgullosos defensores de los patriotas de la historia y diligentes protectores de la Segunda Enmienda».
Una investigación de 2017 del Pew Research Center, con sede en Washington, indicó que cerca de 19 millones de personas se reconocen como miembros de la asociación, aunque no militen de forma activa.
Desde hace años existen reportes sobre los millones de dólares gastados por ese grupo de cabildeo para evitar la aprobación de una propuesta legislativa de verificaciones de antecedentes más estrictas para quienes deseen adquirir armas.
La NRA cuenta desde 1986 con un Comité de Acción dirigido a apoyar o combatir a los políticos en dependencia de su posición hacia el control de armas y les otorga evaluaciones que van desde la A a la F en correspondencia con sus posturas.
En época de campaña la Asociación realiza proselitismo para influir en la opinión pública sobre la imagen de los candidatos y recomienda a sus miembros y seguidores votar por quienes apoyen sus intereses.
Según la cadena BBC, para las elecciones de 2016 en las que se enfrentaron Donald Trump y Hilary Clinton, la NRA destinó más de 30 millones de dólares a la campaña del magnate republicano.
Aunque su situación financiera es incierta, destinan fondos millonarios para impulsar programas, eventos para sus miembros, patrocinios, defensa legal y otros esfuerzos en aras de mantener el actual estatus sobre las armas de fuego.
Tal es la fuerza y la arrogancia de esa Asociación que a pesar de la matanza en la escuela de Texas mantienen hasta ahora un “foro de liderazgo” de la organización marcado para el 27 de mayo en ese mismo estado donde ocurrió la tragedia.
Entre los oradores estarán republicanos como el expresidente Donald Trump (2017-2021); el gobernador de Texas, Greg Abbott; el senador Ted Cruz; el representante Dan Crenshaw; y la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem.
Ello demuestra los muchos hilos movidos por el gran lobby de armas para evitar cualquier medida que pueda afectar la comercialización de esos artefactos, y explica por qué, tras cada tiroteo masivo, los llamados al control incluyen también fuertes condenas contra la NRA.
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