De acuerdo con The New York Times, Stitt firmó en la noche del miércoles el proyecto de ley 4327 de la Cámara de Representantes, que prohíbe a los médicos realizar interrupciones en cualquier momento del embarazo, a menos que sea necesario para salvar la vida de la madre.
La nueva ley, que entró en vigor inmediatamente después de que el gobernador la firmara, también incluye una exención si el embarazo es el resultado de una violación, una agresión sexual o un incesto, siempre que haya sido denunciado a las fuerzas del orden.
«Prometí a los habitantes de Oklahoma que firmaría todas las leyes contra este procedimiento que pasaran por mi mesa, y estoy orgulloso de cumplir esa promesa», dijo en un comunicado.
Desde el momento en que la vida comienza, tenemos la responsabilidad como seres humanos de hacer todo lo posible para proteger al bebé, comentó.
Cualquier ciudadano, según la nueva norma, puede presentar demandas civiles de hasta 10 mil dólares contra cualquiera que realice o ayude a realizar ese proceso quirúrgico; aunque no permite demandar a quien desea someterse al procedimiento.
Según los defensores de los derechos humanos, el mensaje del gobernador es incoherente cuando se trata de valorar la vida y la firma de esta ley violenta la potestad de cada mujer a decidir sobre su cuerpo.
Recientemente, Oklahoma aprobó la norma SB 1503, también conocida como Ley de latidos, que convierte en un delito grave el hecho de que los médicos realicen abortos, “crimen” por el cual podrían enfrentar hasta 10 años de prisión y pagar hasta 100 mil dólares de multa.
La SB 1503 sigue el estilo de la norma vigente en el estado de Texas, que expone a los profesionales de la salud a demandas civiles si interrumpen un embarazo después de que se detecta actividad cardíaca en un embrión, lo que ocurre alrededor de las seis semanas de gestación.
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