Este medio estadounidense dedicó años a rastrear cuántos estudiantes estuvieron expuestos a incidentes de ese tipo durante el horario escolar desde el tiroteo masivo de finales de los 90, en el que fueron asesinados 12 niños y dos profesores.
A falta de datos oficiales, el Post recopiló artículos de prensa, bases de datos, informes de los agentes del orden y llamadas a las escuelas y departamentos policiales.
Tras esa búsqueda exhaustiva, determinó que, aunque los tiroteos en las escuelas siguen siendo poco frecuentes, en 2021 se reportaron 42, más que en cualquier otro año desde al menos 1999.
En lo que va de 2022 se registraron al menos 24 actos de violencia con armas de fuego en los campus K-12 durante el día escolar.
Más allá de las lamentables cifras de muertos y los heridos registradas en esos 23 años, los estudiantes que presencian la violencia o se esconden tras puertas cerradas para evitarla pueden quedar profundamente traumatizados, aseguró el medio estadounidense.
Una de las conclusiones más importantes de The Post es el impacto desproporcionado de los tiroteos en centros docentes en los niños de color.
En los casos en los que se pudo determinar el origen del arma, más del 85 por ciento de los tiradores las trajeron de sus propias casas o las obtuvieron de amigos o familiares.
Entre los escolares que ejecutaron acciones con armas de fuego se encuentran un niño de seis años, que mató a una compañera de clase tras decir que no le gustaba.
Lo mismo ocurrió con una adolescente de 15 años, que mató a una amiga por rechazar sus proposiciones románticas.
Siete de cada diez perpetradores eran menores de 18 años, lo que significa que, a menudo por la negligencia de un adulto, decenas de niños tuvieron acceso a armas mortales, según el diario.
De acuerdo con una editorial, la búsqueda del Post de más tiroteos continuará, y es posible que los reporteros localicen otros incidentes de años anteriores.
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