Según refleja la Agencia Nacional de Noticias, los comunistas insistieron en la necesidad de trabajar para desenmascarar y derogar las legislaciones que los poderes gobernantes pretenden aprobar para preservar sus intereses.
Denunciaron las presiones estadounidenses sobre la renuncia a los derechos de petróleo y gas de Líbano a favor del enemigo sionista y concluir el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Los partidistas rechazaron el proyecto de «fondo soberano» destinado a vender las instituciones estatales, el sector público y privatizarlos para arrastrar al país al hundimiento y saqueo del dinero público mediante el Control de Capitales, la elevación de las comunicaciones y el desplome de la libra libanesa.
El Buró Político del PCL llamó a enfrentar estos planes con firmeza dentro y fuera del Parlamento y movilizar una fuerza popular unificada.
Rechazaron la escalada del ambiente de incitación sectaria durante los comicios del pasado 15 de mayo y el consiguiente intercambio de acusaciones y campañas, así como las intervenciones externas en la formación de listas y el financiamiento del gasto electoral masivo.
El PCL consideró que la jornada de elecciones reflejó la situación en la calle a pesar de los intentos de silenciar el impulso popular del levantamiento del 17 de octubre y las voces de los libaneses que anhelan el cambio.
Coincidieron en la necesidad de avanzar con mayor ímpetu en el ajuste del equilibrio de poder para derribar el sistema gobernante, bajo políticas sectarias y un capitalismo dependiente.
En medio de una etapa de transición después de las elecciones, Líbano convocó para mañana a los 128 nuevos diputados al Parlamento a una sesión para nombrar al titular de la institución, en el camino hacia la formación del gobierno.
La nación con costas al Mediterráneo sufre su peor crisis de la época moderna que sitúa a cuatro de cada cinco libaneses en la pobreza, según un informe de Naciones Unidas.
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