No puedo proscribir un arma, ni puedo exigir la verificación de antecedentes, no puedo hacer eso, expresó el mandatario este lunes al descender del Marine One en el jardín sur de la Casa Blanca.
De acuerdo con el gobernante, también está fuera de su alcance suspender el uso de armas de asalto, por ejemplo, y por eso afirmó que seguiría presionando a los congresistas.
El jefe de la Casa Blanca visitó este domingo la localidad de Uvalde en el sureño estado de Texas, donde se reunió con los familiares de las víctimas del tiroteo que dejó la semana pasada 21 muertos en una escuela primaria, 19 niños y dos maestras.
No tiene sentido poder comprar algo que dispara hasta 300 balas, dijo Biden hace unas horas en referencia al rifle semiautomático que portaba Salvador Ramos, el joven de 18 años, autor de esa matanza.
Congresistas demócratas y republicanos están en negociaciones para tratar de encontrar un acuerdo en este espinoso tema, sobre el que el actual ocupante del Despacho Oval no ha conseguido avances hasta el momento.
Creo que las cosas están tan mal que todo el mundo se está volviendo más racional, al menos eso espero, comentó con optimismo el jefe del gobierno norteamericano.
Para la población estadounidense, mayormente a favor del control de las armas de fuego, de acuerdo con recientes encuestas, también las órdenes ejecutivas pueden contribuir a frenar la violencia armada; es decir, no solo depende del legislativo, como se justifica Biden.
Con nuevos tiroteos ocurridos este fin de semana, la cifra de ese tipo de crímenes se elevó en Estados Unidos a 229 en lo que va de año y las víctimas fatales por hechos con armas de fuego suman casi 18 mil, según datos de la organización Gun Archive Violence.
Legisladores, principalmente republicanos, se niegan a limitar el acceso a los armamentos en una nación, donde diariamente más de un centenar de personas son víctimas de disparos, pero la poderosa Asociación Nacional del Rifle presiona para rechazar cualquier cambio.
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