La pesquisa abarcó a 105 grandes empresas niponas dentro del sector alimenticio, las cuales trasferirán a los consumidores los elevados costes logísticos a raíz del encarecimiento del petróleo y las materias primas importadas, así como la fuerte depreciación del yen, precisó el informe.
Los resultados de la indagación confirmaron un ritmo de las subidas de precios sin precedentes en términos de escala y velocidad, con movimientos de reajuste en todo el año.
Entre los productos cuyo valor aumentará durante el verano y el otoño sobresalen la cerveza y los refrescos carbonatos, debido a la mayor cotización de los envases, sobre todo las botellas de PET (polietileno tereftalato).
Asimismo, subirán de precio alimentos congelados como la carne y los mariscos, además de los dulces, condimentos, pan y otros derivados de ingredientes básicos de procedencia foránea.
Este escenario desfavorable responde en buena medida a que la rápida devaluación de la moneda nacional frente al dólar infla los precios de importación y, a su vez, dispara los costos de producción a lo interno del país asiático.
Teikoku Databank puntualizó que las causas subyacentes de la inflación escapan al control de las empresas.
En tal sentido, el estudio mostró que en ocasiones anteriores los vendedores absorbieron los aumentos de costes mediante “subidas de precios encubiertas” (reducen el contenido y mantienen el precio o realizan varias subidas pequeñas), pero ahora les resulta inviable suavizar el fuerte impacto en los consumidores.
La víspera, el parlamento japonés aprobó un presupuesto suplementario de 2,7 billones de yenes (21 mil millones de dólares) correspondiente al presente año fiscal, destinado a contrarrestar la crisis inflacionaria, con énfasis en el subsidio petrolero y de los hogares con bajos recursos.
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