Miembros de la comunidad LGBTQ se oponen a la medida por ser un reflejo de la llamada ley «No digas gay» de la Florida, que impide a los maestros hablar sobre esos temas entre los grados de preescolar y tercero.
La norma de Carolina de Norte fue aprobada por el Senado del estado, liderado por los republicanos, y se dirigirá a la Cámara de Representantes, también compuesto en su mayoría por miembros del partido que se identifica con el color rojo (R).
Medios locales advierten que podría llegar al escritorio del gobernador demócrata Roy Cooper tan pronto como esta semana, aunque se espera que no la apruebe por considerarla excluyente.
La medida de la Florida, titulada oficialmente Ley de Derechos de los Padres en la Educación, se convirtió en ley en marzo.
Un mes después, el gobernador de Alabama firmó un proyecto similar que prohíbe el debate en las aulas sobre la orientación sexual o la identidad de género en determinados cursos, y se están estudiando medidas similares en Luisiana y Ohio.
En Carolina del Norte, la iniciativa legal exigirá a las escuelas notificar a los padres si un estudiante solicita que se le dirija por un nombre o pronombre diferente.
Quienes se oponen a la legislación advierten que supondrá una carga innecesaria para los profesores y creará un entorno escolar más hostil para los niños LGBTQ, que ya se enfrentan a la marginación y tienen un mayor riesgo de suicidio.
«Estamos decepcionados, pero no sorprendidos, por lo que seguiremos luchando por los derechos de los jóvenes de esta comunidad», advirtió la sucursal de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, en inglés) de Carolina del Norte.
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