De acuerdo con el organismo, el consumo familiar promedió 304 mil 510 yenes (casi dos mil 300 dólares) e implicó una caída del indicador por segundo mes consecutivo.
Asimismo, disminuyeron los gastos en alimentos, transporte, comunicaciones y compra de automóviles. Este último caso debido a una oferta restringida por la carencia de piezas de repuesto, precisó el comunicado oficial.
Por otro lado, los japoneses invirtieron más en ropa y calzado (8,7 por ciento), actividades culturales y de ocio (5,4 por ciento), así como en electricidad y agua (2,5 por ciento).
Al mismo tiempo, la cartera de Salud, Trabajo y Bienestar informó de forma preliminar que en el cuarto mes del año el índice de salario real ajustado por inflación de Japón cayó un 1,2 por ciento en relación a 2021.
A juicio de expertos, una disminución en los sueldos reales puede conducir a un estancamiento del consumo, sobre todo cuando los precios mantienen la tendencia alcista.
La víspera, el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, reiteró que el solicitado ajuste monetario para controlar la inflación era una medida inadecuada, en tanto no garantizará una subida de precios sostenible directamente proporcional al crecimiento salarial.
La principal institución financiera nipona evita subordinar su política monetaria a emergencias temporales, en una estrategia opuesta a la adoptada por sus pares estadounidense y europea, que ha precipitado la caída del yen frente al dólar y el euro debido a la brecha cada vez mayor en las tasas de interés.
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