Tras dos años de penurias provocadas por la Covid-19, Bangladesh esperaba una pronta recuperación de la economía, así como de la vida y el sustento de las personas, sin embargo una inflación desenfrenada causó estragos en la vida de la gente y devoró sus cada vez más escasos ingresos, acotó el diario.
Según un informe del Centro de Investigación sobre Poder y Participación y el Instituto Brac de Gobernanza y Desarrollo, el número de pobres en el país asciende a 30,9 millones, lo cual supone un 19 por ciento de la población.
Hace un año, los mismos investigadores constataron que la pandemia empujó a la pobreza a 24,5 millones de personas, el 15 por ciento de la población del país.
Los resultados, basados en una encuesta realizada a tres mil 910 hogares, muestran que la mayoría de esas familias redujeron drásticamente su consumo de los principales productos alimenticios.
Hasta uno de cada cinco hogares urbanos tuvo que saltarse al menos una comida en el último mes, mientras dos tercios de los encuestados tuvieron que recortar gastos en sanidad y educación infantil.
El 38 por ciento de esas familias necesita pedir dinero prestado, pero no puede hacerlo pues ya tienen problemas para pagar sus deudas.
Bangladesh parece entrar en una nueva era de desigualdad por la inflación, en la cual los hogares pobres tienen que soportar el peso de los costes crecientes, apuntó el artículo.
El 57 por ciento de los encuestados cree que el gobierno bangladesí debe tomar medidas severas contra los manipuladores del mercado para estabilizar los precios, priorizar las necesidades de los grupos vulnerables en el presupuesto nacional, ampliar los programas de protección social, crear nuevos puestos de trabajo y apoyar la revitalización de las economías locales y las pequeñas y medianas empresas.
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