Luego de alimentar a estos insectos con una dieta de ese polímero no solo sobrevivieron, sino que incluso aumentaron ligeramente de peso, confirmaron los autores del artículo, pertenecientes a la universidad de Queensland, en Australia.
Esto sugiere que los gusanos pueden obtener energía del poliestireno, muy probablemente con la ayuda de sus microbios intestinales, remarcaron el doctor Chris Rinke y su equipo de la Facultad de Química y Biociencias Moleculares de la casa de altos estudios.
Pueden sobrevivir así durante todo su ciclo de vida, pues los productos de descomposición de la reacción pueden ser utilizados por otros microbios para crear compuestos de alto valor, como los bioplásticos, señalaron los especialistas.
Queríamos asegurarnos de que después de comer poliestireno se desarrollaban como pupa (similar a la crisálida de mariposas) y escarabajos, comentó Rinke.
La investigación descartó el uso de millones de este tipo de gusanos para los procesos industriales de reciclaje a gran escala, cuando -precisó- se busca utilizar del mejor modo las enzimas en procesos para tratar los plásticos.
Queremos replicar lo que pasa en el estómago de estas larvas, afirmaron en el texto los implicados, quienes esperan producir el catalizador y extraer las proteínas en el laboratorio a gran escala para un uso más eficiente de aquí a unos cinco a 10 años.
Las características de estos supergusanos podrían resolver uno de los problemas más graves de la economía mundial, que genera millones de toneladas de plástico cada año, las cuales llegan a los océanos y provocan un fuerte impacto en los ecosistemas.
Estos insectos, originarios de Centroamérica y el norte de Sudamérica, alcanzan entre cinco y seis centímetros en su tamaño máximo y son comunes en la industria de las mascotas reptiles como alimento.
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