El presidente de la Comunidad Autónoma sureña, Juanma Moreno, logró imponerse con mayoría absoluta en los comicios regionales, lo que constituye un espaldarazo importante para el Partido Popular (PP) y su líder, Alberto Núñez.
Las encuestas confirmaron el favoritismo de Moreno en la cita con las urnas del domingo, quien podrá gobernar en solitario y sin necesidad de pactar alianzas, especialmente con la ultraderecha de Vox, como ya hizo en Castilla y León.
Para muchos observadores si por un lado los andaluces pusieron luz roja a Vox en su ascenso, de otro el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), segundo en las votaciones, perdió escaños e influencia en una zona importante de España.
Desde el PP se ha celebrado la victoria como un paso atrás del “sanchismo” (en referencia al presidente del Gobierno y líder del PSOE Pedro Sánchez), y al mismo tiempo neutralizar al Vox, un aliado incómodo en Castilla y León.
Por tratarse de la comunidad más poblada de España, el sólido triunfo del PP y Moreno es visto como un voto de castigo a la Moncloa y a la coalición de Gobierno que integran el PSOE y Unidas Podemos.
Igualmente, los expertos locales señalaron que la todavía en cierne campaña de Yolanda Díaz, ministra del Trabajo y vicepresidenta segunda, como una ficha de la izquierda que eventualmente pudiera proyectarse como presidenciable, tampoco recibió el calor de los andaluces con su movimiento denominado por ahora Adelante.
El descalabro total fue para el centroderechista Ciudadanos, desaparecerá del parlamento andaluz, al no repetir los 21 escaños obtenidos en 2018, tras encadenar otros reveses similares en Murcia, Madrid y Castilla y León.
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