Hasta ahora las audiencias públicas realizadas en las últimas semanas se centraron en un ángulo específico destinado a demostrar que el entonces presidente republicano incitó la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio.
A partir de mañana se enfocarán en cómo Trump también articuló una campaña para presionar a funcionarios electorales estatales y locales para presentar listas de votantes falsas en los comicios de noviembre de 2020, en los cuales resultó ganador Joe Biden.
Así lo anticipó el representante demócrata Adam Schiff, miembro del comité selecto encargado de la pesquisa, en declaraciones la víspera al programa State of the Union de la cadena CNN.
Mostraremos durante la audiencia cuál fue el papel del actual expresidente al tratar de que los estados nombraran listas alternativas de electores, apuntó Schiff.
En una propuesta que circuló antes del 6 de enero, el abogado de la campaña de Trump, John Eastman, sugirió que el entonces vicepresidente, Mike Pence, podría evitar contar los votos del Colegio Electoral de aquellos estados que presentaron múltiples listas de electores, lo que podría devolver el asunto a las legislaturas estatales.
Eso no ocurrió porque muchos funcionarios electorales mantuvieron su juramento a la Constitución, subrayó Schiff.
El representante republicano Adam Kinzinger, también miembro del panel, dijo de manera similar a la cadena ABC que el comité cree que Trump estaba personalmente al tanto de la campaña para presionar a los estados.
Mañana ocurrirá la cuarta audiencia pública en la que analizan el papel del exgobernante en los disturbios del 6 de enero del año pasado y sus intentos por mantenerse en el poder, evidencias que podrían servir al Departamento de Justicia (DOJ) para una investigación criminal.
La semana pasada, el DOJ exigió al comité especial de la Cámara Baja que entregue las transcripciones de sus entrevistas con testigos, pues podrían ser relevantes para las investigaciones y enjuiciamientos penales en curso.
El 6 de enero de 2021 simpatizantes de Trump irrumpieron con violencia en el Capitolio alentados por la teoría de supuesto fraude electoral del entonces mandatario, un hecho considerado el peor asalto a la democracia de Estados Unidos.
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