De acuerdo con el organismo gubernamental, el costo del consumo básico, que excluye las tarifas fluctuantes de los alimentos frescos, se mantuvo al alza en los últimos nueve meses.
Los japoneses enfrentan un encarecimiento del costo de la vida, con mayor énfasis en el sector energético cuyo valor total subió un 17,1 por ciento, pese al otorgamiento de subsidios estatales a los mayoristas petroleros.
Destacan de manera particular el incremento en los importes de electricidad (18,6 por ciento), queroseno (25,1 por ciento) y gasolina (13,1 por ciento).
El precio de los alimentos se disparó un 2,7 por ciento, sobre todo de los productos que utilizan materias primas importadas como el aceite de cocina (36,2 por ciento).
Asimismo, aumentó hasta un 7,4 por ciento el precio de los artículos duraderos del hogar, como los refrigeradores y otros electrodomésticos.
El único respiro para los japoneses lo propicia la telefonía móvil, debido a la introducción en años anteriores de planes más económicos por parte de las principales compañías de telecomunicaciones.
No obstante, el informe oficial precisó que el desvanecimiento del impacto interanual de las tarifas de datos móviles más bajas también es otro factor detrás del aumento del indicador, unido a la continua depreciación del yen que eleva los costos de importación.
Durante el lapso fiscalizado, la inflación superó por segunda vez el objetivo del dos por ciento considerado por el Banco de Japón como favorable con mira a la revitalización de la economía. Sin embargo, responde a causas externas y no a un aumento sostenible de los salarios y las ganancias de las empresas.
rgh/lcp