«No voy a ser un presidente que está pensando en su reelección, pero sí de gobernar el país cuatro años para que el brasileño recupere, definitivamente, el bienestar social, la alegría y el placer de vivir», declaró Lula en una entrevista concedida a Radio Metrópolis, de Salvador, capital del estado de Bahía (nordeste).
Para el precandidato electoral del Partido de los Trabajadores, su tarea es reconstruir Brasil y unir a la inteligencia nacional para ayudarlo en la misión de mostrar que resulta posible que el país vuelva a ser feliz, la gente vuelva a trabajar, a comer, a cuidar de las familias y a ser felices.
«Tengo cuatro años de mi vida para dedicar a cuidar de ese pueblo. Quiero cuidar de ese pueblo, quiero cuidar del país, quiero cuidar del Estado, quiero establecer una relación hermana con los gobernadores y con los alcaldes porque no es posible que un país funcione con usted peleando, estimulando el odio, estimulando divergencias», refirió.
El exdirigente obrero precisó que no será un candidato nervioso, ni rabioso ni bravo, pero alguien con conciencia de lo que Brasil representa y de las necesidades de su pueblo.
«Y es con esa cabeza y con el corazón abierto, el corazón de un hombre apasionado, que está exudando alegría y disposición de trabajar, que yo voy a ayudar a cuidar de Bahía, de Pernambuco, de Sao Paulo, a cuidar de Rio Grande do Sul, a cuidar del pueblo brasileño», remarcó.
También en la entrevista, Lula criticó al gobierno del mandatario de tendencia ultraderechista Jair Bolsonaro por la desastrosa gestión de la crisis sanitaria causada por la pandemia de Covid-19.
Uno de sus objetivos, si vuelve a gobernar el país, es garantizar que una tragedia como esa no vuelva a suceder.
«Quiero entregar un Brasil feliz, sonriente. Un Brasil que no se permita que una pandemia pueda matar a casi 700 mil personas, de las cuales el presidente tiene responsabilidad por menos de la mitad. Porque si él hubiera creado un consejo de crisis él podría haber resuelto el problema, comprado la vacuna», apuntó.
De acuerdo con el extornero mecánico, al gobierno le faltaron cualidades como empatía y compasión por el pueblo brasileño, algo que quedó evidente en la forma en que el exmilitar lidió con la pandemia.
«No derramó (Bolsonaro) ni una sola lágrima por ninguna de las 700 mil personas que murieron, no tuvo un gesto de grandeza», lamentó.
Lula, de 77 años y quien lidera las encuestas de intención de voto para el sufragio de octubre, subrayó que quiere dejar a los jóvenes gobernar el país tras cumplir un posible tercer mandato y que no se presentará a la reelección.
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