En medio de preocupaciones debido al incremento de la carrera armamentista por Washington en la región Asia-Pacífico con el apoyo de la administración de Yoon Suk-yeol, arribaron a surcorea las aeronaves de quinta generación, con capacidad de evadir los radares y diseñadas para ataques furtivos y misiones de espionaje, principalmente.
Según un comunicado castrense, citado por la prensa, desde 2017 no llegaban a surcorea aviones de este tipo desde Estados Unidos.
Las fuerzas conjuntas justificaron la decisión con el pretexto de una presunta posibilidad de una nueva prueba nuclear desde la República Popular Democrática de Corea(RPDC).
El alto mando conjunto apuntó, además, que los nuevos aviones participarán junto a las aeronaves surcoreanas en los ejercicios militares programados para el 14 de julio en «vuelos de familiarización y entrenamiento de rutina”.
Sin embargo, un mensaje de texto dirigido a la prensa por el Ministerio de Defensa local confirmó la intención de la alianza entre surcorea y Estados Unidos de demostrar fuerza e intimidar con las prácticas militares combinadas.
Seguidores de los acontecimientos en la región Asia-Pacífico alertaron que este nuevo despliegue corrobora las inquietudes sobre la escalada de tensiones en la península coreana tras las abiertas amenazas contra China y la RPDC desde la Casa Blanca y la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Advirtieron que el actual escenario podría desembocar en un nuevo conflicto bélico de proporciones incalculables para el mundo y criticaron los papeles de Washington como atizador y de Seúl en su apoyo a la política guerrerista estadounidense.
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