Kagame ya se encuentra en la capital angoleña para la reunión de mañana en la que actuará como mediador el anfitrión, Joao Lourenzo, quien ya lo hizo en mayo pasado cuando arreciaron las diferencias entre los dos vecinos que se acusaron mutuamente de apoyar a grupos terroristas.
Aunque las fuentes no dieron detalles sobre la agenda de discusión, expresaron que los mandatarios deben centrarse en las tensiones bilaterales.
Durante una entrevista televisada la víspera Kagame defendió su ejecutoria en favor de la paz con sus vecinos congoleños, a los que tildó de infantiles y malcriados al culpar a otros de sus problemas internos.
Igualmente, reiteró su oposición a las acusaciones de que su país apoya a los terroristas del Movimiento 23 de marzo (M23), y apoyó la fuerza de la Comunidad de África Oriental que se desplegará en el este del Congo-Kinshasa para enfrentar a los grupos armados.
Kagame también señaló al ejército congoleño como responsable de tres ataques este año contra población civil en territorio ruandés.
Hasta ahora Tshisekedi no se pronunció sobre las declaraciones de su par, quien habló en ocasión del aniversario 28 en que las fuerzas del Ejército Patriótico Ruandés dirigidas por él derrotaron a los hutus que protagonizaron un genocidio contra la etnia tutsi, con saldo de más de un millón de muertos.
En mayo pasado cuando escalaron las tensiones, el presidente de la Unión Africana (UA) y de Senegal, Macky Sall, conversó telefónicamente con Kagame y con Tshisekedi para resolver el actual impasse.
Después de esas conversaciones, Sall animó a Lourenzo, en su condición de presidente de la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos, para continuar con los esfuerzos de desescalada.
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