El portal Rede Brasil Atual indica que la señal de advertencia se encendió en la noche del jueves, en la región de Cinelândia, en el centro de Río de Janeiro, donde un hombre lanzó un artefacto en las inmediaciones de la plataforma de precampaña de Lula.
Sin embargo, a pesar de los riesgos evidentes, precisa el sitio, el fundador del Partido de los Trabajadores debe continuar haciendo campaña como es de su estilo, lo cual implica interactuar con la población y caminar junto a la multitud, quedando expuesto y vulnerable.
Fue así, por ejemplo, en Salvador de Bahía (nordeste), la semana pasada, rememoró la fuente.
«Es la manera de él. Tenemos que conciliar la manera de Lula hacer campaña y la seguridad. De lo contrario, se vería impedido de hacerla, que han sido victoriosas», afirmó el abogado Wadih Damous, exdiputado federal y cercano al exdirigente obrero.
Refiere que si el petista resulta impedido de caminar con la multitud por amenaza de violencia, sería victoria de los agresores.
«Pero no puedes pedirle que no haga campaña. No podemos dejar de exigir al Estado la protección a los candidatos, particularmente a Lula», agregó Damous.
A pesar de que hay milicianos y fascistas encastillados en el Estado brasileño, observa el jurista, se adoptaron medidas de seguridad rigurosas.
Pero estas precauciones, incluso estrictas, pueden no ser suficientes, admiten los organizadores de la campaña. Aun así, está fuera de discusión pedirle a Lula que se quede en casa y haga campaña por Internet.
En la evaluación de Damous, el atentado que mató ayer al exprimer ministro japonés Shinzo Abe muestra que la violencia política es un problema mundial.
«Resulta un patrón que está ocurriendo en el mundo, de violencia política. Tenemos que entender esto y tomar las medidas adecuadas. Pero no deje derrotar por eso», concluye el exdiputado.
Testigos afirmaron que el autor del atentado en Cinelandia, identificado como André Stefano Dimitriu Alves de Brito, lanzó una botella plástica de dos litros, una especie de bomba casera, que explotó exhalando el olor de heces y orina.
Tal episodio ocurrió frente al podio en el que Lula discursó, pero él aún no estaba presente. Algunas personas cercanas corrieron, pero no hubo disturbios generalizados o heridos.
Según los policías militares que arrestaron al individuo, el sospechoso llegó a interpretar una situación ficticia: se dirigió corriendo hacia los soldados y, a gritos, manifestó que estaba siendo perseguido.
Más tarde, la Policía Civil informó que el sujeto confesó que no tenía ideología política y su acto fue una «forma de protesta».
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