El mandatario asegura que su viaje a Medio Oriente, que inicia el próximo miércoles, tiene el objetivo de «contrarrestar la agresión de Rusia», «superar» a China y conseguir «mayor estabilidad en la región».
Para hacer estas cosas tenemos que comprometernos directamente con los países que pueden impactar esos resultados y Arabia Saudita es uno de ellos, señaló el gobernante, quien realizará primero una parada en Israel y Cisjordania.
El anuncio del viaje generó críticas dado que cuando aún era candidato presidencial, Biden prometió convertir a Arabia Saudita en un «paria» en la arena internacional debido a la presunta implicación del príncipe saudita en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018.
Sin embargo, con la crisis doméstica de precios e inflación, parece estar alejándose de su promesa de campaña y ahora la Casa Blanca espera pasar la página en función de sus intereses nacionales.
Durante su parada en Riad, se reunirá con el príncipe heredero Mohammed bin Salman, considerado responsable del asesinato, así como con los líderes de otras naciones árabes, entre ellas Egipto, Jordania, Irak y los Emiratos Árabes Unidos.
Tras la operación militar rusa en Ucrania, el presidente norteamericano considera necesario cortejar a otros productores de energía para sustituir el petróleo de Moscú y estabilizar los mercados mundiales.
La visita acentúa la supeditación de las manidas políticas de derechos humanos a sus presuntos intereses de seguridad nacional, estiman analistas políticos.
Para Washington la monarquía árabe siempre fue un socio necesario en la región del Medio Oriente, más cuando empeña esfuerzo en apuntalar a Israel y sus relaciones con otras naciones del área para enfrentar el reto que representa Irán a sus planes hegemónicos.
En su artículo de opinión en el Post, Biden criticó a su predecesor, el expresidente Donald Trump, por abandonar el acuerdo nuclear con Irán y dijo que su administración continuará «la presión diplomática y económica hasta que Teherán esté listo para volver a cumplir con el pacto de 2015».
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