En una conferencia con la prensa internacional, el titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) indicó que con ambos países hay contactos y coordinaciones fluidas y consideró auspicioso para el proyecto el inicio del gobierno de Gustavo Petro en Colombia.
Señaló que las asimetrías de la lucha contra las drogas han impedido atacar los problemas de fondo que están detrás de la demanda internacional y la oferta de cocaína.
Soberón explicó que Perú ha hecho todos los esfuerzos posibles para cumplir sus obligaciones internacionales en la materia, dedicando a ello recursos muy superiores al aporte externo.
Sin embargo, la demanda de cocaína sigue creciendo y determina que los esfuerzos de países llamados productores enfrenten “una enorme barrera de carácter económico, político y social” que impide atacar de manera sustantiva las causas del narcotráfico.
Por ello, agregó, “planteamos la necesidad de revisar junto a otros países productores, como Bolivia y Colombia, los actuales términos de la responsabilidad común y compartida y de la cooperación para el desarrollo alternativo que sustituya a la hoja de coca”, en un diálogo con los países consumidores.
Precisó que la cifra de consumidores aumentó de 14 millones en 1998 a 21 millones en 2020, y los principales mercados de la droga son Estados Unidos, el Reino Unido, España, Francia, Bélgica, Australia y Canadá, en ese orden.
La tendencia creciente es impulsada por la demanda en Estados Unidos, donde hay seis millones 350 mil consumidores, y Europa, con cinco millones 200 mil.
En el caso peruano, el funcionario manifestó preocupación por la expansión del narcotráfico a la Amazonía peruana, donde hay cuatro nuevas zonas de producción de hoja de coca, que se agregaron a las 14 existentes en el país en 2020.
En materia de erradicación de cultivos ilegales, señaló que en el primer semestre de este año se eliminaron 10 mil hectáreas y se proyectan reducir 19 mil este año, entre estas mil en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), un territorio conflictivo en el que además operan remanentes de grupos armados.
El millar a eliminarse en el sur del Vraem corresponde a un programa de erradicación voluntaria que, tras evaluarse, se extenderá al resto de esa zona de 36 mil kilómetros cuadrados.
Soberón señaló que la experiencia demuestra que la erradicación forzosa no es sostenible, pues se practica la resiembra de la coca o los productores lo hacen en otros territorios del país.
En el ámbito de la represión del narcotráfico, informó que su país busca un acuerdo con Estados Unidos para la llamada interdicción aérea, suspendida hace dos décadas tras al derribo por la Fuerza Aérea de una avioneta civil confundida con una nave de traficantes.
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