«Desafortunadamente, tres ciudadanos más murieron, a pesar de los esfuerzos de los médicos, ya que su estado era muy grave», precisó la vocera de la entidad judicial en una sesión informativa en línea reseñada por RIA Novosti. Anteriormente, las agencias uzbekas de aplicación de la ley informaron que 18 personas murieron durante los disturbios, 243 resultaron heridas y 516 fueron detenidas, incluidos ciudadanos extranjeros.
Asimismo, la Fiscalía General informó que 14 residentes fueron detenidos en virtud del artículo del Código Penal de Uzbekistán «infringir el orden constitucional».
En Nukus, capital de la república autónoma de Karakalpakistán, el 1 de julio tuvo lugar una manifestación ilegal por las enmiendas a la constitución uzbeka.
Según autoridades locales, fue detenido un grupo de organizadores de los disturbios, quienes intentaron apresar a las autoridades de la región. Más tarde, el presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, declaró el estado de emergencia en Karakalpakstán del 3 de julio al 2 de agosto, así como el toque de queda durante el período especificado.
El 3 de julio, durante una conferencia telefónica con la participación de Mirziyoyev, se señaló que la situación en Karakalpakstán se había estabilizado y estaba volviendo a la normalidad.
Un día después, el parlamento uzbeko decidió mantener el estatus de Karakalpakstán, lo que implica su soberanía, como insistieron los manifestantes.
La república autónoma de Karakalpakistán, –con una población de alrededor de dos millones de personas y dos idiomas oficiales: karakalpako y uzbeko–, está ubicada en el noroeste de Uzbekistán y es su región más grande, ocupando aproximadamente el 40 por ciento de su territorio.
En la década de 1990, se firmó un acuerdo para que Karakalpakistán formara parte de Uzbekistán como república soberana con derecho a secesión sobre la base de un referéndum.
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