Montoya argumentó que la medida procede por las afirmaciones de González, tras dejar el cargo, de que Castillo obstaculizó la búsqueda de dos exfuncionarios acusados de corrupción, obstruyendo a la justicia y debe ser acusado de infracción a la justicia y suspendido para apartarlo del cargo.
El legislador, sin embargo, insistió en que primero sea separada la vicepresidenta, Dina Boluarte, lo que desalojaría a todo el Gobierno, al dejar la sucesión presidencial en manos del presidente del Congreso a elegirse la próxima semana y que posiblemente será un legislador de oposición.
Reconoció que ambos procedimientos deben esperar a la elección de la nueva dirigencia del Congreso y que la denuncia de González genere los elementos necesarios.
Entretanto, González continuó una campaña mediática contra el Castillo y contra el primer ministro, Aníbal Torres, a quien descalificó con insultos y acusó de haberlo hostilizado y cuestionado su labor.
El exministro acudió a la Fiscalía de la Nación., convocado por la titular de esa instancia, Patricia Benavides, para declarar sobre sus acusaciones que implican posible delitos y fue convocado para mañana por la Comisión Permanente del Congreso, con similar fin.
Tras su retiro, González declaró que ingresó al Gobierno “cual caballo de Troya, para recuperar la democracia” y añadió que “haré lo necesario para que caiga Castillo” y que “es el principio del fin” de su permanencia en la Presidencia.
De otro lado, parlamentarios de derecha plantearon que el escándalo de justifica vacar al jefe de Estado, lo que ha sido intentado dos veces sin alcanzar los votos de dos tercios de los 130 congresistas.
Congresistas de izquierda y del oficialismo coincidieron en pedir pruebas de lo dicho por González y analizar el caso, y varios acusaron a González de “topo” (enemigo encubierto) ingresado al Gobierno para traicionarlo en la primera oportunidad.
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