El director ejecutivo de la DGAC, Celier Arispe, explicó que el radar es una necesidad para el Estado boliviano, pues permite a las entidades llamadas por ley, con las diferentes actividades o roles que tienen, poder trabajar en condiciones sofisticadas.
“Nosotros, como ente regulador, estamos coadyuvando a ese trabajo, en esta gestión se van a poner en funcionamiento todos estos radares. Con los radares la situación va a ser diferente, vamos a tener mayor control” del espacio aéreo y obtener ingresos económicos más elevados, enfatizó el funcionario citado por la Agencia Boliviana de Información.
En agosto de 2016 el Gobierno firmó un contrato con la empresa francesa Thales Air Systems para la compra de 13 radares que, según dijo el Ministerio de Defensa, servirían para ejecutar el proyecto Sistema Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo.
En esa fecha se comunicó que los equipos (primarios y secundarios) estarían ubicados en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Trinidad, en zonas específicas, para el control aéreo, lucha contra el narcotráfico, combate al contrabando y monitoreo del tránsito aéreo, entre otros trabajos.
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