Existe una coyuntura crítica para la paz y seguridad colectivas, expresó Guterres en la Décima Conferencia de las Partes para el Examen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
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Recordó que la cita –iniciada este lunes aquí- se ha retrasado mucho a causa de la situación que generó la pandemia de la Covid-19, “pero su importancia y urgencia no han disminuido”.
La crisis climática, las graves desigualdades, los conflictos y las violaciones de los derechos humanos, así como la devastación personal y económica causada por la pandemia, “han sometido a nuestro mundo a la mayor tensión afrontada en nuestras vidas”.
Y esto ocurre en un momento de peligro nuclear no visto ante desde el apogeo de la Guerra Fría, añadió al instar a la comunidad internacional a reforzar los acuerdos sobre desarme y no proliferación nuclear.
«Necesitamos urgentemente reforzar y reafirmar la norma, que ya tiene 77 años” contra el uso de armas atómicas, apuntó Guterres en referencia al TNP.
Además, convocó a encontrar medidas prácticas que reduzcan el riesgo de guerra nuclear y nos pongan de nuevo en la senda del desarme.
Los Estados buscan una falsa seguridad almacenando y gastando cientos de miles de millones de dólares en armas que no tienen cabida en nuestro planeta, dijo.
“En la actualidad hay casi 13 mil armas nucleares en los arsenales de todo el mundo”, enfatizó el máximo representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Todo ello –señaló- en un momento en el que los riesgos de proliferación aumentan y las barreras para evitar la escalada se debilitan, y cuando las crisis -con matices nucleares- se están enconando.
De ahí que Guterres exhortó al «firme compromiso de todos los estados parte» porque la humanidad «está a un solo malentendido, a un error de cálculo, de la aniquilación nuclear».
Prevista hasta el 26 de agosto, este tipo de reunión, que se celebra cada cinco años, es un pacto internacional histórico.
Abierto a la firma en 1968, entró en vigor en 1970 y desde entonces es la piedra angular del régimen mundial de no proliferación nuclear.
Un total de 191 estados partes se adhirieron al Tratado, incluidos los cinco poseedores de armas nucleares, lo cual convierte al TNP en el acuerdo multilateral de desarme con un compromiso vinculante y con mayor número de consentimientos.
El Organismo Internacional de Energía Atómica se encarga de supervisar y hacer cumplir esas promesas.
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