La candidata anunció la víspera que como parte de la ´guerra contra el despilfarro´ que emprendería de ganar el concurso de liderazgo del gobernante Partido Conservador, los funcionarios del sector público que viven fuera de Londres recibirían sueldos acordes a los precios en sus lugares de residencia.
Truss aseguró que la medida permitiría ahorrar hasta 8,8 millones de libras esterlinas (unos 10,8 millones de dólares) por concepto de salarios, pero su plan no encontró apoyo ni siquiera entre los conservadores, y tuvo que desecharlo menos de 24 horas después de anunciado.
Los sindicatos denunciaron, por su parte, que los profesores, enfermeras y oficiales de policía de las regiones más pobres del país estarían en desventaja salarial frente a sus colegas de Londres y del sur del Inglaterra.
El opositor Partido Laborista apuntó por su parte que la propuesta de Truss, quien según las encuestas aventajaría al exministro de Hacienda Rishi Sunak en la contienda interna, reveló que su prioridad como primera ministra sería recortar los paquetes salariales de la clase trabajadora.
El líder de los liberales demócratas, Ed Davey, también aprovechó el golpe de timón dado por la candidata para poner en dudas su competencia para gobernar al país.
De acuerdo con las reglas internas de la organización tory, los 160 mil miembros del Partido Conservador serán los encargados de escoger al sustituto de Johnson mediante el voto postal.
Los electores tories tendrán hasta el 2 de septiembre para enviar sus boletas por correo, y el nombre del ganador será anunciado el 5 de septiembre, cuando el Parlamento reanude sus labores después del receso de verano.
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