La Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio informó que el producto interior bruto (PIB) del norteño país se contrajo un 0,2 por ciento en el segundo trimestre de 2022, respecto a los tres meses anteriores, lo que técnicamente constituye un indicador informal de recesión económica.
Visto desde la perspectiva de la tasa anual, el PIB real disminuyó un 0,9 por ciento en el período abril-mayo-junio, después de una disminución del 1,6 en los tres primeros meses del corriente.
La mencionada entidad del Departamento de Comercio definió la recesión como «una disminución significativa en la actividad económica que se extiende por toda la economía, que dura más de unos pocos meses, normalmente visible en la producción, el empleo, el ingreso real, y otros indicadores.
Al respecto, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, afirmó que la economía estadounidense se encuentra en un estado de transición, no de recesión, a pesar de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo.
La recesión es un debilitamiento generalizado de la economía que incluye despidos sustanciales, cierres de negocios, tensiones en las finanzas de los hogares y una desaceleración en la actividad del sector privado, y eso no es lo que se observa en este momento, insistió Yellen.
La secretaria del Tesoro comenzó sus comentarios con una lista de los logros económicos de la administración del presidente Joe Biden, pero la inflación demuestra ser el obstáculo más grande al aumentar 9,1 por ciento interanual en junio.
Adicionalmente, los niveles de confianza de consumidores y empresas se han desplomado, y encuestas recientes muestran que una mayoría de estadounidenses cree que el país está en recesión.
Independientemente si Estados Unidos entró o no en recesión los datos son malos, según los expertos, el PIB que incluye el gasto del consumidor, la inversión empresarial y la construcción de viviendas se mantuvo sin cambios en el segundo trimestre, el resultado más bajo desde los cierres por la pandemia de la Covid-19.
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