Singirok, quien ostenta el grado de Mayor General, declaró que debería permitirse la posesión de armas solo a los servicios de seguridad.
“No es necesario que los ciudadanos de Papúa posean un arma y debemos redactar leyes y políticas en torno a esa declaración”, manifestó.
El excomandante compiló un informe para tratar de frenar la violencia que incluía 244 recomendaciones a seguir por el gobierno, pero el uso de armas se ha vuelto el problema más frecuente.
Las elecciones nacionales, que comenzaron a inicios de julio y ya se encuentran en su etapa final, se consideran una de las más violentas en la historia del país a raíz del asesinato de decenas de personas debido a enfrentamientos tribales y fricciones por rivalidades políticas.
Además, medios locales, denunciaron el robo y la quema de urnas electorales por parte de votantes ante la frustración de los resultados o el conteo de papeletas.
Los episodios de violencia suelen ser habituales durante los comicios en Papúa, a causa de innumerables problemas de comunicación entre las poblaciones que tiene este país, rico en recursos naturales, pero con una gran parte de las personas en extrema pobreza.
Las elecciones de esta isla del Pacífico, que se independizó de Australia en 1975, cobran una importancia especial en la región pues el nuevo gobierno pudiera seguir los pasos de Islas Salomón, que firmó un pacto de seguridad con China en abril.
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